viernes, 18 de febrero de 2011

Recuerdos

Tengo un grupo de amigos de nacionalidades diversas con quienes compartí, van a hacer ya 22 años, una experiencia única e irrepetible. Cruzamos el océano, desde Europa hacia América, en barco, siguiendo la ruta del tercer viaje de Cristóbal Colón. Fueron cuarenta y tantos días de convivencia entre jóvenes de ambas márgenes de toda Iberoamérica. De allí surgieron amistades que perduran en el tiempo tan fuertes como entonces, a pesar de las distancias y del tiempo pasado sin volver a verse.

Desde entonces no he dejado pasar una oportunidad de viajar y reencontrar a algunos de ellos con cierta frecuencia, otros menos y a otros no lo he vuelto a ver.

Uno de estos amigos es Joseba. Era uno con los que me escribí largo tiempo y que rencontré gracias al mail y las redes sociales. Joseba escribía, escribía muy bien y
buscando viejos textos míos encontré los suyos y, hoy, releí con inmenso placer uno de ellos...¿Qué pasó con esa literatura? ¿En qué quedó esa capacidad de crear historias tan buenas?

Quedé con la sensación de que fue ayer cuando todavía nos mandábamos cartas por el correo postal, cuando todavía dedicábamos tiempo, a veces horas, a contar lo que hacíamos. Una sensación que se mezcla con el tiempo presente y de donde surge una cierta ansiedad por la falta del mismo para poder retomar esos espacios de conversaciones diferidas, que tenían su propio sabor, aunque sea con una máquina y no ya con el lápiz y el papel.

La magia de estas relaciones es la capacidad de no vernos en años y rencontranos de golpe conversando frente a frente en un bar, en cualquier ciudad, como si hubiéramos conversado la semana pasada por última vez...Es la capacidad de recorrer 400km para acercarnos a un punto intermedio entre el destino de uno y el del otro, con la excusa del almuerzo, de un café, de vernos una vez más, como si fuera ayer, 20 años atrás. Ese momento de volver a algo que nos es único, propio, que vale cualquier esfuerzo y así de hecho, sin que nadie lo verbalice, se hace.

Para Joseba, Carol, María, Fran, Isabel, Jorge, Ana, Rita, Hugo y tantos otros, que no dejemos de movernos por el mundo, que no dejemos de encontrarnos, de reconocernos de tanto en tanto y de tiempo en tiempo.

Hasta la próxima ronda de cervezas, donde sea.

1 comentario:

  1. Niña, no, si al final hasta tendré que soltar una lagrimita... que sepas que he vuelto a escribir unas pocas líneas inspirado por nuestra última conversación, si de ello sale algo, no dudes que te lo haré llegar.
    El cariño es mutuo, besos

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