sábado, 5 de marzo de 2011

¡Bienvenida al club! II (segundo hijo)

Llegó el día, tu hijo cumple 2, un año mágico en el que tanto él como vos hacen un click (otro más, casi el último). Es el comienzo del fin de la etapa (bueno, la primera etapa) más trabajosa y dura de la maternidad, es cuando el disfrute empieza a ocupar más lugar, la calma y la armonía coquetean con volver a tu espíritu y él, tu hijo, descubre que hay un mundo más allá de vos. Un mundo que, de golpe, resulta demasiado grande.

Ese mundo es el que empezará a cuestionarte desde el mismísimo día de cumpleaños “¿para cuándo el segundo?”… y vos que empezabas a disfrutar la sombra de la libertad que alguna vez tuviste, que empezabas a mirar a tu marido con aquellos ojos otra vez… luchás para no dejar entrar esa certeza que, muy en el fondo, sabés que existe: lo vas a volver a repetir…¿pero ya?

¡Tan segura estabas cuando nació el primero de que era el último! Pero, dicen que la naturaleza es sabia y relativiza las memorias para que vuelvas a hacerlo. Yo no creo que sea tan así, te acordás perfectamente, por eso dudás tanto…el tema es que el mundo se confabula con decirte que “el segundo es más fácil” y así, con ese vil engaño entrás asumiendo que es un hecho. La decisión de darle un hermanito/a a este niño que tiene demasiada atención y un mundo demasiado grande para él solo, no siempre es fácil de tomar, por eso lo mejor es no pensarlo, hacelo. Después te vas a dar cuenta de que entrás en un nuevo club: el de las madres de dos (bá, tres).

Ya está, tu panza explota y tu pecho también, sólo que esta vez no podés dormir cuando tenés ganas ni sentarte a descansar cuando tus pies no dan más. Tu niño, el que ya salió, te reclama, te exige, te ama, te odia, y vos luchás entre la culpa y el peso de tu cuerpo, querés compensarlo y educarlo…sin darte mucha cuenta, querés que crezca de golpe y te ayude.

Al final sólo querés que nazca ya para que vea que no es ningún monstruo, que no lo vas a echar de casa, ni a remplazar como un cepillo de dientes.

Cuando finalmente llega el día te das cuenta de qué quieren decir en realidad con eso de que el segundo es más fácil…no es más fácil, lo llevás mejor; y lo llevás mejor porque ya sabés lo que se viene, lo tolerás mejor porque los cambios no te sorprenden, ya incorporaste de tal manera el llanto del bebe que no te estresa tanto y esta vez, como ya lo viviste, tenés la certeza de que pasa, de que se acaba. Pero te duele igual, te agota igual, el jogging se adhiere a tu cuerpo por meses igual, odiás a tu marido igual…solo que ahora en vez de luchar con uno (o dos), luchás con dos (o tres).

Ahora el grande un poco se calmó cuando vio que no lo desterraron, que esa cosa que salió de la panza de Ella, ocupa lugar pero no tanto como él imaginaba, al menos los primeros meses. El tema retoma importancia cuando el segundo se despierta, empieza a interactuar, a reir, a Ser. Ahí entendés el verdadero significado de este club…son dos y vos…vos seguís siendo una.

Sin dudas, más allá de todo lo bueno (buenísimo) y positivo que nos da traer un hijo (dos, tres) al mundo, deberíamos estar mejor informadas y psicológicamente contenidas para lo que significa. Acordate, el segundo no es más fácil, lo llevás mejor y te digo, para ser madre no hay un manual único, cada una hace lo que puede...y está bueno que te lo digan.

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