jueves, 10 de febrero de 2011

2011

Como todos los años, éste comienza con renovadas esperanzas y el mantenimiento de algunas que irremediablemente repetimos cada ciclo de 365 días. Entre ellas siempre está que el año que comienza sea mejor que el que termina. Este año propongo no esperar nada específico que sea atribuíble al guionista de Dios, como diría Darwin, o a cualquier fuerza externa a nosotros. La consigna es hacer que las cosas pasen. Parte de esto tendrá que ver con conocernos, aceptarnos y hacernos cargo de las decisiones que tomamos...el año en gran parte lo hacemos nosotros mismos. La meta será terminarlo sin esa desazón del balance final que se mezcla con el estrés navideño y las múltiples reuniones de fin de año. Que tal balance sea positivo y nos satisfaga dependerá del punto de vista que elijamos para realizarlo. ¡Que sea un gran año!

No hay comentarios:

Publicar un comentario