lunes, 29 de diciembre de 2014

¡Bienvenido 2015!

El 2014 concluye con una tromba de agua, que solo pasa cada 50 años, que inundó mi casa, en definitiva una manera consecuente del guionista de Dios de terminar un año para el olvido, por lo que decidí no despedirlo, en su lugar, le doy la bienvenida esperanzada al 2015.

Lo mejor que me ha pasado este año que termina es haber cumplido 40 ¡ja! Una década a la que le tengo una fe bárbara, como saben. No es el número, más la carga que tiene en nuestra sociedad y eso hace, inevitablemente, que implique un click. Está en uno que sea positivo o no. Yo decidí que el trabajo duro y la pelea contra la vida terminó, se cierran etapas, se recolecta, comenzó el disfrute. Lo que nos toque será más aprendizaje y mi dirección será siempre hacia adelante.

Tengo claro lo que quiero y cómo lo quiero. La experiencia (con la ayuda del analista) nos aclara la mente interior, luego de postergarnos por n razones y personas en la década más exigente de nuestras vidas, nos invade una gota de egoísmo que nos obliga a escucharnos y respondernos, lo mejor: sin culpa.

Comienzo el 2015 rodeada del afecto de mis orinocos queridos, a los que la tecnología me permite llevarlos conmigo siempre, leerlos, hablarles, reír y llorar 24hs/7 como si nos hubiéramos dejado de ver ayer...y pasaron 25 años.

Recupero la fuerza, busco la energía y reconstruyo. Mis hijos crecen y yo con ellos. Una vez más, no espero nada de este año, buscaré yo los abrazos, la alegría y la paz. Que el agua se haya llevado todo lo malo y comiencen el 2015 (número antipático si los hay, pero démosle la oportunidad) con todo lo bueno, desde el fondo de mi corazón.