viernes, 1 de enero de 2021

2021

 

Aunque se sienta tardísimo, el 31 de diciembre llegó…pocas horas le quedan a este año 2020 que fue doble, que se sintió como dos años en uno sin vacaciones en el medio. Un año de pérdidas, de soledades impuestas, de trabajo intenso, de miedos e incertidumbres. Un año duro.

Pongamos pausa, aprovechemos este primer día de un nuevo año para apartarnos un poco del mundo, abracemos la melancolía en su sentido positivo, “descansar en uno mismo”, observemos, busquemos esa serenidad reflexiva, hagamos una pausa contemplativa…

En estos momentos es cuando la filosofía ofrece refugio, observar lo exterior y entender mejor lo interior. Recibir la angustia, los miedos, entenderlos y dejarlos ir, desde la calma que otorga la reflexión silenciosa. “En la espera es cuando el tiempo se vuelve palpable”.  Ya no nos damos el tiempo, y es fundamental tomarlo, hay que dejar de correr. Hagamos una pausa, leamos nuestras líneas, reencontrémonos, que el sol nos caliente el alma en un abrazo tibio de los que tanto nos hicieron falta. Vuelvo a mis filósofos queridos que son mi refugio.

Aunque en los hechos sea el simple pasaje de un día al otro, cambiar de año siempre libera mochilas porque la esperanza que viene con ello es mucho más ligera que la carga del año que cerramos. Solo por eso vale celebrar, celebrémonos, por un año en el que todo fluya un poco más suave y la mochila quede liviana…  

 

jueves, 2 de enero de 2020

2020 un quiebre, otro acto

2019 fue un año de mucho aprendizaje. El cierre de una década que también cierra una etapa.

Hay hitos en la vida que a veces parecen venir solos, sin que una situación particular los haya generado.Simplemente nos despertamos un día con esa suerte de epifanía que nos indica el camino que, sin saberlo, tu ser ya tenía decidido. Dejar de gastar energías en quien no las gasta en ti; alejarte de quien te hace daño y traiciona, de quien solo acude a ti por sí, de quien descarga en ti sus propias frustraciones porque sabe que estás no matter what, de quien no te escucha porque solo se escucha a sí mismo, alejarte...protegerte, quererte, abrazarte.

El cansancio se transformó en tristeza y encendió una luz. En su último acto, la muerte me mostró quiénes son los que me rodean, la lentitud del tiempo que la siguió me permitió ver con calma y reencontrarme, reconocerme. De golpe apareció la claridad, y allí me quedé un buen rato en mi mejor refugio, la observación que solo la filosofía me da, sobre el tiempo, la melancolía, la condición humana, la introspección.

Siempre hay cosas, o personas, que no podemos cambiar y que, en el fondo, sabemos que solo van a empeorar. Entonces, son datos dados de la vida, reaccionar mecánicamente resolviendo cada vez, cada problema, es la mejor manera de no permitirle que te invada ni te tire hacia la oscuridad del enojo que genera la injusticia que el rastro del tiempo a veces produce. 

En este comienzo 2020, salgo con nuevas herramientas para encarar un nuevo camino que yo me propongo, que yo decido, con un mantra de Hanna Arendt que me repito: transformar en nuevos comienzos los cambios a los que nos enfrentamos a lo largo de la vida, es la virtud más elevada del ser humano. Elevémonos y quedémonos solo donde haya luz. Mantengamos cerca a aquellos que nos abrazan, que ríen con nosotros y que no se van cuando toca llorar. Aquellos que, inclusive desde lejos, entibian tu corazón, te ven y te hacen saber lo que te quieren respondiendo con la misma intensidad tu querer. Agradezco a diario tener gente así en mi vida. Con ellos me quedo.

Tomate el tiempo de ser mejor persona...para ti.

Un día más tarde les deseo solo lo mejor, solo lo bueno y, si no es, toda la fuerza para encarar y el apoyo para seguir. Por una gran década 2020. Prost!

sábado, 14 de diciembre de 2019

Los ritos y el duelo

Hace cuatro semanas falleció mi tía. A sus 89 años, y con más de diez en otro tiempo, otra vida en un mundo interior muy suyo, podría decirse que era esperable y hasta natural. Sin embargo, el momento en el que el corazón se apaga es siempre abrumador.

Es la primera muerte familiar que tengo que ver, que decidir, que dirigir. Esa soledad me golpeó quizás más que despedirla a ella como una ola que sin aviso nos pasa por encima y por algunos días nos deja en cámara lenta, tratando solo de respirar. Vemos, escuchamos y hablamos en otro ritmo. "De la muerte lo que más espanta es que la vida siga ahí, tan serena. Mientras, nosotros la lloramos" escribió Ángeles Mastretta hace algunos años. Encontré sus palabras buscando otras en las que habla sobre los ritos que tienen algunas religiones para enfrentarla, hablarla, acompañarse mientras pasa la pena.

La tristeza y la nostalgia no tienen por qué ser necesariamente malas, yo creo, como ella, que hay que saber recibirlas, procesarlas y dejarlas ir a dónde sea que vayan....hasta que la vida las llame de vuelta.

Hacía tiempo que veía reflexiones sobre el Alzheimer en distintas versiones, fotos con largos texto, videos, mensajes con un factor común como regla de oro: ellos dejan de reconocernos, pero nosotros no. No había entendido hasta ahora por qué estos mensajes los sentía a veces moralistas y tenían algo de molesto.

Porque no es cierto. Es una enfermedad que sigue misteriosa, que tiene múltiples formas, que puede ser muy larga y dolorosa, no para el que la sufre, sino para el entorno. Uno cree que va haciendo un duelo lento, una despedida larga, mientras la persona que conocíamos se va y otra viene a remplazarla. Jung contestaba ante la pregunta sobre si su mujer, con Alzheimer desde los 68 años, aún lo reconocía, que la pregunta correcta era ¿Aún la reconozco yo? Cabe, en muchos casos, responder "No".
Yo no reconocía, muchas veces, a esa señora que apenas me miraba cuando iba a verla y parecía sonreír por educación con mirada perdida y lejana, como mi tía. Mi tía se había ido hacía tiempo y el golpe fue sentirla volver por un segundo en el mismo instante en que se apagó. En ese momento realicé que aquella señora, era ahora mi tía que había muerto. Hay, entonces, dos duelos y está bien.

Los viejos no deberían morirse, dice Mastretta, deberían esperarnos. Pero como eso no se puede, sigue, los que nos quedamos deberíamos mejorar los ritos. Los que no tenemos religión que nos guíe tenemos que evitar volver a correr como si algo se nos escapara, solo para disimular a quién acabamos de perder.

Tómense el tiempo y encuentren su rito. Éste, es el mio.

miércoles, 2 de enero de 2019

2019 en paz

Ellos no se sacan fotos. Los días festivos de fin de año parecen no ameritar más impresión que la que queda en la retina y en algún lugar dentro del cajón de esos recuerdos que visitamos poco, pero que, de alguna manera, también nos explican quiénes somos.

Su paraíso está en una imagen silenciosa, con la iluminación justa, el cielo nocturno y la brisa apenas necesaria para hacer bailar lo árboles que la rodean. Silencio.

En ese silencio entró el nuevo año en su mundo. Un silencio que no quisieron romper. Un silencio a modo de punto y aparte. Ella ya sabe lo que tiene que hacer. Tomó las riendas y se tiró al agua. Decidió hacia dónde y emprendió la marcha.  Por fin las piezas encajan y el puzzle va tomando forma. Se sienten bien. Cuánto demoren no importa, 2019 trajo un destino, un modo de viajar diferente y están en paz.

Hablar menos, observar más. Dar y recibir los abrazos que todo lo curan. Una dosis anual de intensidad, es el remedio mejor, sublime combustible.

"Coraje para decir basta, olvidar a quien se olvidó de nosotros, cerrar puertas y abrir ventanas, no conformarse, no quedarse con la culpa, atreverse, quererse, orejas y risas, locura y magia, errores para aprender, colores para los días grises, viento para dejarse llevar, chispas en la mirada, paraguas para las malas tormentas, lluvia para calarse, te echo de menos, abrazos de los que duran toda la vida, viajes y nuevos recuerdos, huracanes de emociones, que nos quieran sin que nos necesiten, una nueva canción favorita y nuevas fechas que nos hagan sonreír, besos bonitos, brindis con los labios y ganas....Las de seguir."

Que el 2019 nos suavice el camino a recorrer y sigamos abrazándonos.

sábado, 12 de mayo de 2018

Mi Madre


Mi madre fue criada en una familia aristocrática que bien entrado el siglo XX seguía viviendo de acuerdo a los códigos y la estructura del 1900. Hija única de padres mayores, entabló mayor vínculo con su niñera y las empleadas que con su madre…no recuerdo una sola historia que haya salido de la boca de mi madre que involucre a sus padres y una sonrisa nostálgica. Los relatos solo hablan de grandes ausencias. Repitió siempre, sin embargo, el cariño que le profesó su abuelo paterno el poco tiempo que lo tuvo a partir de dos fotos que tiene impregnadas no solo en su memoria y que quizás, la ayudaron a lo largo del tiempo a crear ese recuerdo.
Mi madre no nació fuerte, tuvo que serlo.
Creció con dos mundos muy distintos, uno estático en el interior y otro muy dinámico en el exterior. Entre el 40 y el 65 el mundo cambiaba, la sociedad adolecía y crecía con cambios también políticos y revolucionarios, mejores o peores…se movía. Aquella casa que no vi construir pero que me tocó desarmar y verla desaparecer para poner en su lugar dos simples edificios exigidos por el moderno Pocitos, mantuvo intocable el alma del mundo que la erigió en 1929 hasta casi cumplido el año 2000.
Cuando pudo, con aquel cortocircuito interior con el que tuvo que discutir toda su vida, hizo con todas sus fuerzas, de su propia casa el hogar que ella no tuvo. Hizo de madre y padre, pasó de la aristocracia a pensar en pedir asistencia pública porque la familiar se negaba a hacerlo en la medida que lo necesitaba, nos protegió de las violencias que había fuera de nuestra casa en los 70 y nos arrastró en cada una de las manifestaciones que trajeron el regreso a la democracia porque la libertad no tiene precio, abrazó el concepto italiano de familia que traía mi padre que, a pesar de ser una familia de dos, él y su hermana, respetó la reunión de domingo como rito sagrado y mantuvo todo lo que pudo las tradiciones cristianas cada vez que correspondía. La vida la golpeó enviándole una hija con deficiencias mentales con la que hizo lo mejor que pudo, con las herramientas que la vida le había dado y que la ciencia limitada de la época le indicaba.
Mi madre abraza, abraza mucho y fuerte, dejando parte de su corazón en cada uno de sus abrazos. Puso alma y cuerpo, le gritó a la vida con fuerza, se armó como pudo y salió, fue la que tomó siempre, al final del día, las grandes decisiones. Le tocó pelear con distintas violencias protegiéndonos siempre con un instinto casi animal.

La vi cuidar a sus padres en sus últimos años con el amor que nunca le dieron y lloró el vacío que la naturaleza le dejaba poniéndola primera en la fila de su concreción. Vi el alivio que representó desarmar una estructura de la que no podía sacar más valor que la historia que guardaba en sus bibliotecas, sus muebles y sus cuadros.
A pesar de esto, mi madre nunca les quitó a sus padres la oportunidad de tener nietas y nos dio a nosotras la oportunidad de crecer con abuelos que nos dieron un cariño y una memoria muy distinta a la suya.

No nació fuerte, tuvo que serlo.

Fue tres madres distintas, las reconozco a las tres, puedo llegar a entender a cada una y saber que probablemente yo tuve a la mejor de ellas.

No nació fuerte, tiene que serlo, ya no quiere. Y está bien. 

En su tercer acto, tiene otras luchas. Ya corrió, ya se ocupó, ya decidió. Ahora quiere que la acompañen, que se ocupen de ella, que la abracen...y está bien.

viernes, 20 de abril de 2018

Puro corazón

Él solo quiere que lo dejen tranquilo. Quiere encontrarse, sin ayuda...ver que puede solo.
Necesita confiar en sí mismo. No quiere más consultas, no quiere más ayuda. Solo quiere amigos con los que jugar, solo quiere que lo quieran. Necesita que lo quieran.

Es un niño que no va a recordar la vida de sus padres juntos, que necesita desesperadamente un referente masculino, que necesita estabilidad. Él no lo sabe, ella reorganiza su vida en función suya, pone mucha energía, lo intenta con todas sus fuerzas.

El sistema educativo se asusta cuando un niño se sale de la norma. No saben qué hacer con él. Entonces el sistema de salud se ocupa. Pero este niño pasó todas las pruebas. Solo es ansioso, es inquieto, creativo, sensible, es puro corazón con una capacidad enorme. Pero le hicieron creer que no podía.

Ella buscó refugio en otros valores, en otro aura....en una energía que aunque no sea la propia, está abierta a compartirla. Se la ofrece, él lo intenta.

Ahí van caminando juntos un nuevo plan, llenos de esperanza que es todo lo que un niño debe tener...y todo lo que una madre nunca debe perder, un verde color esperanza.


lunes, 1 de enero de 2018

Bienvenido 2018

Ya está.

Mis pies decidieron hace quince días ya que 2017 se terminó, no caminaron más, literalmente dijeron "hasta acá ". Entonces decidí quedarme con la metáfora, y en vez de despedir un año recibir al otro con una nueva pisada, caminando distinto, porque así se siente, finalmente.

Es un cierre muy positivo si nosotros decidimos que así sea. Nos dejamos envolver por la certeza de que todo va a estar muy bien...iniciamos nuevos caminos con una fe que aparece como un soplo de aire fresco, con un  nuevo plan de ruta.

No puedo desearles nada mejor para este año,  además de que sigamos juntos, que sigamos bien.