lunes, 28 de diciembre de 2009

Consumo y consumismo

El Diccionario de la Real Academia española comienza por definir al consumo como la “acción y el efecto de consumir comestibles y otros géneros de vida efímera”. En economía es el uso de los bienes creados mediante la producción. En un sentido amplio, el término incluye el consumo de bienes de capital, como el consumo de bienes con propósitos no productivos.
Se pueden seguir clasificando distintos tipos de consumos atendiendo a la clase de bienes que se gastan. El estudio del consumo, especialmente el consumo de los individuos, ha adquirido mayor importancia a lo largo del siglo XX. Sin embargo, Santo Tomás de Aquino, hace siglos, enseñaba que “…un mínimo de bienestar es necesario para practicar la virtud”. Desde el momento que el hombre necesita bienes para su subsistencia (salud, educación, vivienda, descanso, etc.) hay que concluir que resulta imprescindible la producción y el consumo de los bienes que responden a las necesidades básicas de la persona humana.

El consumismo es otra cosa. Según el Diccionario mencionado, es la “actitud de consumo repetido e indiscriminado de bienes en general materiales y no absolutamente necesarios”. Con la sociedad industrial aparece la multiplicación y acumulación de bienes, con frecuencia innecesarios y superfluos, ligados a la obtención de un determinado “status”. La persona aparece insaciable y enredada en una conjunción de vanidad y codicia en la que nada parece ser suficiente. Se presentan como símbolos de este consumismo, entre otros, los Shoppings Centers y los Free Shops de los grandes aeropuertos.
Es, entonces, en la mezcla de estos dos términos donde aparece el preconcepto de creer que la educación, la salud, la vivienda e, inclusive, el entretenimiento, son bienes de consumo enmarcados dentro de lo que definimos como “consumismo”. Éstos serían derechos colectivos que la propia sociedad garantiza a todos los ciudadanos, lo que implica que la persona no consume esos “bienes”, sino que usufructúa el derecho de comer, de vestirse, de divertirse, de vivir bajo un techo, etc.
Todos somos consumidores por definición, por lo tanto debemos tomar actitudes racionales y críticas ante la cultura del “usar y tirar”, partiendo de la base de que no necesariamente el consumismo es calidad de vida.
Hemos presenciado en nuestra ciudad, por ejemplo, la histeria provocada por la inauguración del Hipermercado Géant a causa de los bajos precios promocionales. Es un fenómeno social que ha motivado estudios tanto en nuestro país como en el exterior. Hemos visto como el consumismo, absolutamente innecesario, hizo que en aquella oportunidad algunas personas compraran cosas como 6.000 televisores, 10.000 bicicletas y 28.000 vaqueros, que la gran mayoría sin duda no necesitaba, simplemente porque “estaban baratas”.
Es este comportamiento irracional el que no debemos pasar por alto y tomarlo como un llamado de atención en una época en la que la incertidumbre y el temor, nos hacen olvidar cuáles son los verdaderos valores de la raza humana. La seguridad y la valoración de lo que somos se está midiendo con la vara equivocada. Detengámonos un poco, pongamos punto muerto en este camino y retomemos por la senda en la que nos miramos a los ojos, por dentro…no por fuera.

500 ANOS: Futuro ou Passado?

Na chuva de artigos, cartas e comentários que estas comemorações provocaram, encontrei as palavras do cantor e compositor português Sérgio Godinho que dizem: “Não são as comemorações em si que vão tornar idílicas as relações entre os dois países. (...) Acho que é um pretexto para nos deixarmos de preconceitos mútuos e começarmos, insistentemente, a conhecer melhor o que há de bom em nossas culturas”.

Foi assim que lembrei-me dos debates que também provocaram no seu momento as comemorações dos 500 anos dos descobrimentos espanhóis. Na época, parte da América “espanhola” perguntava-se qual era o motivo da comemoração quando a descoberta espanhola tinha acabado com as grandes culturas indígenas existentes, quando impuseram a sua com a maior brutalidade conhecida sem respeito nenhum, quando vazaram o continente de todas as suas riquezas, adjudicando a esta atitude a categoria de países “subdesenvolvidos” que sofrem hoje, entre muitas outras coisas.
É muito difícil manter-se afastado de um processo do qual forma-mos parte, sobretudo quando se pensa que a independência dás colônias espanholas esteve marcada pelas revoltas, guerras e que nenhum de nós teve o “privilegio” de uma saída pacífica ou negociada.

Mesmo assim eu pensava, naquele momento, que estávamos a perder a oportunidade de aproveitar o presente para construir um futuro melhor, aprendendo dos erros cometidos no passado, ambas as partes. Isto não quer dizer que devamos esquecer o passado ou ficar indiferentes à própria história das nossas culturas, de jeito nenhum. Isto quer dizer que não adianta responsabilizar o presente por um passado que já tem mais de 200 anos. Como disse o Presidente de Portugal, Jorge Sampaio, é muito difícil julgar as épocas históricas com os olhos e segundo os padrões da atualidade.
As comemorações são feitas no presente para o presente, são oportunidades para avaliar a história e sobretudo, para trabalhar no futuro. Estas comemorações servem para mostrar todos os pontos fracos da nossa sociedade de hoje, porque se os indígenas foram reprimidos e subjugados numa época, são discriminados e deslocados hoje, e não precisamente pelos espanhóis e portugueses. Então, acho que é hora de rever as nossas atitudes, de olhar para frente à procura do “reconhecimento” das nossas culturas.
Não é para ficarmos divididos, trata-se de acabar ainda mais juntos...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Bienvenidos a mi cerebro

Tengo una amiga que hace tiempo me viene diciendo que me haga un blog, ¡qué tanto escribir para quién! Bueno, está bien, ¡acá está Aaaaaaby!
Estoy empezando y les doy la bienvenida a mi cerebro, sí, porque mi idea era armar carpetitas y subcarpetas (sí, yo soy así) pero no me salió (paciencia ya voy a aprender)... Esto es porque tengo intereses variados, verán...viejas historias de adolescente, artículos de opinión que deberían ser serios (porque la academia también me gusta ¡ja!) y una parte que me divierte muchísimo que viene a ser un retrato de la vida cotidiana. ¡Espero que les guste!
Por ahora, esto.
Baci

Gracias

Cómo a veces hay gente que le pesa tanto la vida que buscan desesperadamente la muerte y otras que mueren sin esperarlo en el momento que más querían vivir. "Yo que estoy en la flor de la vida..." acostumbraba decirnos.

Quiero hablar de tangos y milongas. Esa música llena de magia que me ha dado tantas cosas, esa música a la que llegué por acaso, casi sin querer y sin la que hoy no me imagino. De los lugares, esos mundos apartes que forman las "Tanguerías" , sus gentes, las mujeres y los hombres solos que hacen de ésas su punto de encuentro, quiero hablar de él...

Sé poco y nada de su vida. Como con el tango, llegué una noche sin querer a su cueva, su nombre estaba desde hacía tiempo en todas las bocas que supieran el significado de la palabra tango, baile, magia...
Era un lugar sombrío, misterioso como la Ciudad Vieja al llegar la medianoche, había luces de colores y figuras mal recortadas de estrellas, sombreros y bastones en papel brillante..."Concierto, night club" era el nombre. Aquel cabaret transformaba una vez a la semana sus galeras y bastones en gachos arrabaleros y tangos del 40 grabados de discos de pasta, dándole paso "al boliche donde se lo podía ver bailar".

Tímidamente nos sentamos en una mesa, no podía dejar de observar a mi alrededor aquél submundo de gentes extrañas, de pronto llegó la primera presentación...Parrela, el Sr. Parrela, también había oído ese nombre...Fue el primero en bailar. Nunca había visto a nadie bailar así. Él no daba mucho corte, conversaba con sus gentes, iba y venía sin acercarse, sin siquiera mirar a nuestra mesa, luego de un rato nos atrevimos y bailamos, bailamos uno, dos, tres tangos, alguna milonga... por fin luego de largos pedidos, tomó a su señora y bailó. Confieso que la primera vez que lo vi no lo entendí, no capté la magia de su baile, así medio desilusionados nos fuimos. ¿Qué era lo que tanto veía la gente?

Volvimos al domingo siguiente, no sé por qué, pero ahí estábamos cuestionándonos a consciencia qué hacíamos ahí sin terminar de entenderlo. Nos saludaron como si ya fuéramos "de la casa", no nos quedamos mucho, bailamos poco, pedimos la cuenta y cuando nos disponíamos a salir nos detiene...”¿ya se van?” preguntó retóricamente y ahí llegó la primera propuesta. Quería, "sin ánimo de ofendernos", que fuéramos más temprano el domingo siguiente para darnos unos "consejitos" de baile. Sin salir del asombro aceptamos, nos despedimos y nos fuimos.... Aquí, empieza mi historia.

Bailaba Tango porteño, con sus setenta y tantos tenía la agilidad de un veinteañero. Su pareja, aquella señora quizás diez años menor, hacía desaparecer todo el peso de una vida instalado en su cuerpo, bailando, tomada de su hombro hipnotizaban a quien los viera, eran una sola persona sumergidos en una coordinación perfecta al ras del suelo. Ésa era la magia de su baile, era imposible dejar de mirarlos, cada tango, cada milonga....

Desde el primer día nos dimos cuenta que, más que "consejitos", lo que en realidad quería era empezar de cero. Creo que nunca voy a saber qué fue lo que lo atrajo a nosotros, por qué nos "eligió", pero estaba claro que no era nuestro Tango "oriental". Nos dió las primeras claves, alguna figura, practicamos y allá fuimos todos orgullosos de poner nuestro mejor esfuerzo: "del 0 al 10...les daría un 6 y medio" dijo. Es cierto que para motivar no era el mejor, tal vez por pura exigencia, pero ese fue el pie para acercarnos un poco más y empezar a conocernos, "vénganse a mi casa, yo no les voy a cobrar nada y ahí estamos más cómodos, practiquen, esto es trabajo y trabajo..." Así supimos que seguía teniendo su academia, que tenía alumnos, que daba clases realmente, entonces menos comprensible era esa extraña obsesión con nosotros, ¿por qué?
Nos presentó a un concurso, aunque nos estábamos ni cerca de sentirnos preparados, fuimos, "muy lindo" dijo al final...¿Cómo? Estaba contento, eso fue lo mejor de la noche, valió la pena entonces.

Al principio nos habíamos sentido en el compromiso de aceptar su propuesta, no estábamos muy convencidos, tal vez porque toda la situación superaba mi costumbre de querer tener el porqué de las cosas, mi capacidad de análisis, pero hay algo que es seguro, no me arrepiento de haber seguido, a esta altura ya teníamos toda la química necesaria para seguir adelante, íbamos bien. En cada clase nos pasaba un poquito más de su pasión por el tango, nos llenaba de ganas, nos conquistó y le dió razón de ser a esta historia...

Ahora no solo su nombre estaba en boca de todos, él mismo estaba en todos lados, "Dreams", "Payaso", "La casa de Becho", hasta el "Centro de Choferes", era como si hubiera vuelto a sus mejores años, disfrutaba el regreso del Tango como si hubiera vuelto a nacer, se divertía preguntándome qué orquesta me gustaba más sabiéndome ignorante y me tomaba el pelo al pronunciarle "Villasboas"...no tenía mucho que ver con los tangos del 40 que se escuchaban en su cueva. Me invitaba a bailar queriendo mostrarle "al chileno" cómo debía marcar el ritmo y riendo de mi emoción por lograr, aunque sencillo, bailar un tango entero con él sin equivocarme.

En "Payaso" fue la última vez que lo vimos...nos sentíamos en falta y quisimos retribuirle todo lo que nos brindó, no solo las clases, sino también el cariño que nos demostraba y por esa extraña química que se dió entre nosotros. Así fue que volvimos de las vacaciones con una atención de Viña del Mar, hasta imaginamos la cara que iba a poner...nos quedamos con el "gracias" atragantado en la garganta...

"¡¿Viste que asesinaron a Dopazo?! " ...Así lo supe, como balde de agua fría me pusieron los pies en la tierra y me borraron la sonrisa de la cara, cuando apenas terminaba de aterrizar de Chile...lo primero y único que atiné a hacer en varios días fue enviar un telegrama, llegué tarde hasta para reaccionar...por eso hoy quiero romper ese silencio y de esta forma decirle gracias a esa persona que apenas llegué a conocer y que sin embargo entró en nuestros corazones a través de un sentimiento compartido : el Tango.

Éste es mi homenaje Dopazo, gracias por enseñarnos, por llenarnos de pequeñas cosas, por estos recuerdos que nos sonríen tristes y hacen que lloremos cuando nadie nos ve...

Lo natural

Hace un tiempo leí en una tira cómica que hacía referencia al uso (excesivo) de la tecnología, que el personaje principal, luego de enumerar todos los artefactos de comunicación que poseía, llegaba a la conclusión de que era “adicto a la soledad acompañada”. Una definición que me pareció tan ajustada como reveladora.

Hoy se escriben ríos de tinta sobre la velocidad de nuestra vida cotidiana, sobre la necesidad de bajar un cambio, de detenernos a mirarnos por dentro, de volver a lo natural, todos elementos de una necesaria vida más sana, armoniosa y hasta espiritual.
Todas estas ideas se plantean siempre con un elemento que suele ser común a todas: el verbo volver…Sin embargo siempre hubo wonder womans, siempre hubo estrés, en definitiva, quizás se trate más de aceptar los tiempos que corren y hacer que los nuevos elementos sean accesorios y prescindibles.

Hay que aceptarlo, no podemos tirar el laptop, el iphone, el celular, el dvd, la tele plasma con cable y todo incluido a la basura, empezar a plantar una huerta en el fondo de nuestra casa y hacer tai-chi antes de tomar el té verde antioxidante cada mañana en el afán de hacernos de esa paz interior que tanto se pregona, lograr la juventud eterna consumiendo lo que la naturaleza (del fondo de nuestra casa) no(s) da y estar siempre con una sonrisa eterna que debe decirle a todos que somos felices: no es real.

Como en todo, debemos encontrar un justo equilibrio, entre esto y aquéllo. Aceptarnos como somos, querernos y conocernos, cada uno sabe qué es lo que lo reconforta, de eso se trata: de tanto en tanto darnos un espacio para tomar mate con amigos, apagar el celular, cerrar el laptop, caminar un rato por la rambla…para cuidarse hay que conocerse, creo que ése es el secreto mayor. Hay que cuidarse de esa soledad acompañada porque nunca deja de ser ella.