El 2014 concluye con una tromba de agua, que solo pasa cada 50 años, que inundó mi casa, en definitiva una manera consecuente del guionista de Dios de terminar un año para el olvido, por lo que decidí no despedirlo, en su lugar, le doy la bienvenida esperanzada al 2015.
Lo mejor que me ha pasado este año que termina es haber cumplido 40 ¡ja! Una década a la que le tengo una fe bárbara, como saben. No es el número, más la carga que tiene en nuestra sociedad y eso hace, inevitablemente, que implique un click. Está en uno que sea positivo o no. Yo decidí que el trabajo duro y la pelea contra la vida terminó, se cierran etapas, se recolecta, comenzó el disfrute. Lo que nos toque será más aprendizaje y mi dirección será siempre hacia adelante.
Tengo claro lo que quiero y cómo lo quiero. La experiencia (con la ayuda del analista) nos aclara la mente interior, luego de postergarnos por n razones y personas en la década más exigente de nuestras vidas, nos invade una gota de egoísmo que nos obliga a escucharnos y respondernos, lo mejor: sin culpa.
Comienzo el 2015 rodeada del afecto de mis orinocos queridos, a los que la tecnología me permite llevarlos conmigo siempre, leerlos, hablarles, reír y llorar 24hs/7 como si nos hubiéramos dejado de ver ayer...y pasaron 25 años.
Recupero la fuerza, busco la energía y reconstruyo. Mis hijos crecen y yo con ellos. Una vez más, no espero nada de este año, buscaré yo los abrazos, la alegría y la paz. Que el agua se haya llevado todo lo malo y comiencen el 2015 (número antipático si los hay, pero démosle la oportunidad) con todo lo bueno, desde el fondo de mi corazón.
Bienvenidos a mi refugio. Escribir siempre me gratifica y mi relación con las letras existe desde que tengo memoria. De todo tipo porque tengo intereses variados, viejas historias, artículos de opinión que deberían ser serios (porque la academia también me gusta) y una parte que me divierte muchísimo, que viene a ser un retrato de la vida cotidiana. Es cierto que no soy muy disciplinada con la periodicidad de las publicaciones pero de temps en temps je passe. ¡Espero que les guste!
lunes, 29 de diciembre de 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
MUJERES
La existencia del día de la mujer
es un debate establecido. Naciones Unidas dice que se celebra cada 8 de marzo
por los grupos femeninos de todo el mundo. Sin embargo, hay grupos femeninos
que no celebran que exista un día específico de la mujer…que mujer es una todos
los días, que tener un día es reconocer una debilidad ex ante, que refuerza el machismo…en fin, es tan feminista
celebrarlo como no hacerlo y lo cierto es que la gran mayoría lo acepta y así
creo yo que debe ser.
Porque el día de la mujer
celebra, como cada cumpleaños, el serlo; celebra un siglo, ya casi, de logros
en términos de igualdad y reconocimiento; de independencia y decisión; de
valoración y espacio. El día de la mujer ha permitido muchos otros debates y otras
luchas que aún persisten y que en muchos casos, estamos lejos de lograr. Ha
permitido que pase de ser testigo a ser constructora de su propia historia. Da
lugar a la insistencia, a nuevos planteos, al debate, a acercarnos para
intercambiar opiniones y esto de por sí ya es bueno.
Porque su historia puede ser
trágica y grande, porque es un ser complejo que en la guía de su vida no separa
lo racional de lo emocional, porque es multitarea, por su natural fortaleza e
instinto de supervivencia, por su delicadeza y firmeza, dejó de ser deidad y
musa para ser terrenal, real y protagonista.
Las mujeres tenemos un código.
Podés ser esa mujer ejecutiva,
que resuelve y siempre va para adelante o la que se queda, se desorienta y no
logra ordenarse. Podés ser la madre por naturaleza, la que si pudiera tendría
un bebe cada año en brazos o la que lucha entre la maternidad y su libertad; la
que quiere tener éxito en su trabajo y hace de su trabajo su casa o la que de
su casa hace su trabajo. Podés ser la independiente, la que no depende de nadie
y nada la asusta o la que sola no sabría dar un paso. Podés ser todas ellas…o
podríamos encontrar tantos tipos de mujeres cuantas mujeres hay. Sin embargo, todas
compartimos un mismo idioma, que es solo nuestro, que esconde complicidad, que
reconoce el dolor, que identifica el esfuerzo, que con el tiempo deja de
juzgar, que aprende, crece y resuelve sin manual. Todas, en algún momento,
hablamos ese idioma y ahí no importa quién es, sino que es otra mujer y solo
por eso, la entendés.
Este 8 de marzo celebrá, por vos
y para vos, por tus hijos y tus amigos, porque podés hablar y simplemente ser.
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