jueves, 20 de marzo de 2014

MUJERES

La existencia del día de la mujer es un debate establecido. Naciones Unidas dice que se celebra cada 8 de marzo por los grupos femeninos de todo el mundo. Sin embargo, hay grupos femeninos que no celebran que exista un día específico de la mujer…que mujer es una todos los días, que tener un día es reconocer una debilidad ex ante, que refuerza el machismo…en fin, es tan feminista celebrarlo como no hacerlo y lo cierto es que la gran mayoría lo acepta y así creo yo que debe ser.

Porque el día de la mujer celebra, como cada cumpleaños, el serlo; celebra un siglo, ya casi, de logros en términos de igualdad y reconocimiento; de independencia y decisión; de valoración y espacio. El día de la mujer ha permitido muchos otros debates y otras luchas que aún persisten y que en muchos casos, estamos lejos de lograr. Ha permitido que pase de ser testigo a ser constructora de su propia historia. Da lugar a la insistencia, a nuevos planteos, al debate, a acercarnos para intercambiar opiniones y esto de por sí ya es bueno.

Porque su historia puede ser trágica y grande, porque es un ser complejo que en la guía de su vida no separa lo racional de lo emocional, porque es multitarea, por su natural fortaleza e instinto de supervivencia, por su delicadeza y firmeza, dejó de ser deidad y musa para ser terrenal, real y protagonista.

Las mujeres tenemos un código.

Podés ser esa mujer ejecutiva, que resuelve y siempre va para adelante o la que se queda, se desorienta y no logra ordenarse. Podés ser la madre por naturaleza, la que si pudiera tendría un bebe cada año en brazos o la que lucha entre la maternidad y su libertad; la que quiere tener éxito en su trabajo y hace de su trabajo su casa o la que de su casa hace su trabajo. Podés ser la independiente, la que no depende de nadie y nada la asusta o la que sola no sabría dar un paso. Podés ser todas ellas…o podríamos encontrar tantos tipos de mujeres cuantas mujeres hay. Sin embargo, todas compartimos un mismo idioma, que es solo nuestro, que esconde complicidad, que reconoce el dolor, que identifica el esfuerzo, que con el tiempo deja de juzgar, que aprende, crece y resuelve sin manual. Todas, en algún momento, hablamos ese idioma y ahí no importa quién es, sino que es otra mujer y solo por eso, la entendés.

Este 8 de marzo celebrá, por vos y para vos, por tus hijos y tus amigos, porque podés hablar y simplemente ser.