martes, 29 de noviembre de 2011

ISLANDIA AYER Y HOY

Un poco de historia. Islandia es el último país europeo en formarse como tal. Situado al norte del Atlántico, entre Groenlandia y Noruega, al borde del círculo polar ártico, tuvo sus primeros habitantes en el siglo VIII. Se cree que fueron monjes irlandeses los primeros en instalarse en sus tierras inhóspitas. Si bien no se han encontrado evidencias arqueológicas que lo prueben, alguna historia escrita narra el pasaje de los mismos y su abandono de la isla con la llegada de los vikingos paganos entre los siglos VIII y IX. De acuerdo a su sitio oficial , el Libro de los establecimientos (Landnámabák), del siglo XII, relata detalladamente cómo los escandinavos descubrieron accidentalmente esta tierra. Los noruegos serían los primeros en establecerse, luego de varios viajes de exploración previos, en la actual Reykjavík, hoy ciudad capital . Vikingos de otras partes de Escandinavia y Gran Bretaña llegaron luego para completar la población, lo que sumaría elementos celtas que aún permanecen en su cultura. Islandia es una de las democracias más antiguas del mundo, el Althingi (parlamento y sistema judicial) se estableció en el año 930 al mismo tiempo que se establecía ya un código legal. Con el Althingi surge el Icelandic Commonwealth y el primer tratado internacional, en el año 1022, que regulaba los derechos de los islandeses en Noruega y de los noruegos en Islandia. Es un país cristiano que adopta esta religión pacíficamente bajo la influencia del Rey de Noruega en torno al siglo XI. En los siguientes siglos pasaron de estar bajo la tutela noruega a la danesa que impuso la iglesia luterana hacia el 1500 y el monopolio del comercio, junto con la reducción de poderes e independencia del Althingi. Esto, sumado a varios desastres naturales, destruyó la economía islandesa que vivió un periodo de grandes hambrunas y epidemias que llegaron a reducir su población notoriamente. Para mediados del siglo XIX, el Althingi se restablece como asamblea (rol que mantiene hoy en día), el comercio se liberaliza, se elabora la primera Constitución e Islandia logra el control de sus finanzas, si bien no logrará la independencia hasta 1918: una independencia relativa ya que se mantendrá súbdita de la corona danesa hasta 1940 y la República de Islandia, como tal, no se proclamará hasta 1944. Islandia hoy: su relación con la Unión Europea Islandia es una república de 103.000 km2, con poco más de 300.000 habitantes concentrados en la costa suroeste del país, en su capital Reykjavik (donde se encuentra dos tercios de su población total) y alrededores. Es una república parlamentaria con un periodo presidencial de 4 años sin límite de reelección. A pesar de su modernización económica en los últimos años y el desarrollo del sector servicios, la pesca y sus derivados sigue siendo el principal producto que rige la economía islandesa, representando la mitad de las exportaciones del país . En la última década había logrado uno de los más altos niveles de crecimiento constante en el mundo junto con una baja inflación y un bajo desempleo. Sin embargo la crisis de 2008 golpeó fuerte a esta economía pujante obligando a su Estado a hacerse cargo de los tres bancos más grandes del país (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir). Este colapso bancario y la depreciación de la moneda nacional (corona islandesa) dejaron una crisis económica y financiera de la que el país aún no se recupera casi triplicando la tasa de desempleo, que pasó del 3% en 2004 al 8,7% en la segunda mitad de 2010, recuperando el impulso a la baja con 5.9% en el último trimestre de este 2011 . Su relación con el continente, como se ha señalado, es estrecha e histórica sobre todo con los países escandinavos. No forma parte de la Unión Europea pero es miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA por su sigla en inglés) desde 1972, lo que resulta en que dos tercios de su intercambio comercial sean con países de la Unión. Además, es país fundador del Espacio Económico Europeo (EEE) que rige desde 1994, lo que hace que de hecho esté ya muy inserta en la Unión en lo que respecta a su acervo comunitario. Forma parte, también, del llamado Espacio Schengen que permite la libre circulación de personas (para viajar y trabajar) dentro de la Unión, desde el año 2000. Hoy, y desde mediados de 2010, Islandia es candidata oficial de adhesión a la Unión Europea y se preparan para asumir las obligaciones de miembro de la misma. El ingreso del país a la Unión genera dudas en ambas márgenes ya que el rechazo de los islandeses a formar parte del grupo ha sido permanente hasta la crisis que los golpeó en 2009, cuando la posibilidad de resguardarse bajo el paraguas de la Unión y del euro resultó, al menos, atractiva. El pedido de adhesión no dejó de ser sorpresivo y es un hecho que no escapa a los europeos del continente que ven cómo, en los últimos tiempos, la economía comienza a dar signos de posible recuperación y aquélla impulsiva voluntad de pertenecer a la Unión se desvanece lentamente entre la opinión pública. Es claro que la élite política de Islandia no lo tendrá fácil cuando deba defender la adhesión frente a sus electores. El contexto político en el que surge el pedido de adhesión es complejo ya que el gobierno de Geir Haarde, de centro derecha, había dimitido en febrero de 2009 en una coyuntura de crisis económica y política muy fuerte, y se formó un gobierno interino de coalición encabezado por la que quedaría como primera ministra en las elecciones de abril del mismo año, Jóhanna Sigurôardóttir, de izquierda y social demócrata. Es el ala social demócrata la que logra imponer la discusión en el Althingi sobre la decisión de solicitar la adhesión a la Unión y el Parlamento islandés fue representativo de la indecisión general aprobando la solicitud por 33 votos contra 28. Del otro lado del océano, no se puede pasar por alto el hecho de que fuera Suecia quien ostentara la Presidencia rotativa del Consejo y un finlandés el comisario encargado de la ampliación. Como ya mencionamos, el proceso de adhesión está abierto y las negociaciones en marcha. Éstas consisten en 35 capítulos de los cuales casi la mitad ya están cubiertos por la participación de Islandia en el EEE y, de los restantes, al menos tres se presentan muy complicados: la pesca, la agricultura y la caza de ballenas. Por otro lado, existe un contencioso no menor entre Inglaterra y Holanda, contra Islandia, por las pérdidas causadas por el banco islandés Icesave a sus ciudadanos y cuyos gobiernos se vieron obligados a compensar. La discusión sobre si adherir o no a la Unión no es nueva en Islandia y es interesante revisarla ya que el electorado parece haber estado siempre en desacuerdo con la clase política (hasta ahora) que es, en definitiva, su elegida. En un contexto histórico reciente, Jean Jacques Fol , dice que los países nórdicos, en referencia a la política exterior que llevan adelante, podrían distribuirse en dos grupos por una parte, Islandia, Noruega y Dinamarca; por otra, Suecia y Finlandia. Islandia, Noruega y Dinamarca se orientan hacia Occidente, aunque con matices. Islandia y Noruega son más “atlantistas”, y Dinamarca más “europea”. Por su parte, Suecia y Finlandia son estrictamente neutralistas. Por su parte Baldur Thorhallsson , de la Universidad de Islandia, explica el escepticismo histórico de la clase política frente a una adhesión a la Unión Europea a través de tres factores: la influencia del sector primario en la economía combinada con el sistema electoral y el rol de los grupos de interés en la toma de decisiones del gobierno; en el discurso político islandés sobre la independencia y la soberanía y, finalmente, en la ubicación geográfica de Islandia sumado al tratado de defensa que mantiene con los Estados Unidos. Y agrega, desde el punto de vista del electorado, que the willingness of around half of the electorate to apply for the EU membership is explained by the looser connection of the populace with the primary sectors compared with the political elite, the electorate’s greater concern with their economic prosperity than the political discourse of the elite, and the electorate’s anxiety about isolation from Europe, particularly the other Nordic states. Los grupos de interés con más peso en Islandia están relacionados con la agricultura y la pesca y tienen una mayor influencia en este país que en los otros países nórdicos. Esto se explica porque el electorado de las zonas rurales si bien representa una minoría (32%), mantuvo, hasta las últimas elecciones, la mayoría en el Parlamento. El Althingi no había puesto al día la redistribución de asientos con respecto a la representatividad poblacional. También explica Thorhallson que será un cambio progresivo dado que gran parte de la élite política tiene algún tipo de relación con los dos sectores que mueven la economía islandesa, constatando que de cada seis ministros, dos son granjeros o provienen de una región donde estos sectores son importantes. Por otra parte, la tardía independencia de Islandia hace que el discurso a propósito de la soberanía tenga un impacto mayor, una retórica que ha moldeado inclusive el debate político. Durante el siglo XX un rol fundamental de la clase política ha sido lograr, primero y mantener luego, la libertad y la soberanía. Cabe destacar, además, que Islandia es de los países europeos, el más homogéneo en todos los niveles y, a nivel político, esta nación debe mantenerse unida. En este sentido la participación en el espacio económico europeo y en el espacio Schengen se presentó no como una transferencia de poder a Bruselas sobre algunos aspectos específicos sino como una participación de Islandia en algunas áreas de la Unión, al punto de que el gobierno que negoció la entrada en Schengen fue como una especie de salvador que lograba que los islandeses pudieran moverse libremente dentro de la Unión y sobre todo, a través de los otros países nórdicos. Por último, mencionamos la importancia geoestratégica de Islandia y un relacionamiento especial con Estados Unidos que dificulta y hace dudar a la élite política sobre la aproximación a Europa. Islandia fue un importante enclave geoestratégico durante la Guerra Fría, en el medio de lo que se llamó el GIUK-gap (Groenlandia-Islandia-Reino Unido). Esta situación geográfica ha hecho que Islandia base su política de seguridad y defensa en el tratado de defensa firmado con Estados Unidos (1951) y su participación en la OTAN. De esta manera los partidos políticos y su élite mantienen cierta resistencia a extender la participación de su país en el capítulo de la política de seguridad y defensa de la UE, en la medida de que su defensa se encuentra asegurada por los Estados Unidos. El problema de la crisis y la banca no deja de ser un ítem que preocupa a la UE ya que las medidas tomadas por Islandia aún no satisfacen a las víctimas continentales de la quiebra de los tres principales bancos islandeses. Claudí Pérez resumía en un párrafo lo sucedido para el diario El País, en abril de este año: (…) bajo el influjo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el país se convirtió en la quintaesencia del modelo liberal, con una política económica de bajos impuestos, privatizaciones, desregulaciones y demás: la sombra de Milton Friedman, que viajó durante esa época a Reikiavik, es alargada. Aquello funcionó. La renta per cápita se situó entre las más altas del mundo, el paro se estabilizó en el 1% y el país invirtió en energía verde, plantas de aluminio y tecnología. El culmen llegó con el nuevo siglo: el Estado privatizó la banca y los banqueros iniciaron una carrera desaforada por la expansión dentro y fuera del país, ayudados por las manos libres que les dejaba la falta de regulación y por unos tipos de interés en torno al 15% que atraían los ahorros de los dentistas austríacos, los jubilados alemanes y los comerciantes holandeses. Una economía sana, asentada sobre sólidas bases, se convirtió en una mesa de Black jack, sentencia al final. Cuando cayó Lehman Brothers fueron de los primeros en entrar en el colapso financiero mundial. Como les pasó a otros, la inflación trepó descontrolada, el desempleo se multiplicó rápidamente, el PBI cayó 15% y los bancos perdieron más de cien mil millones de dólares…El Icesave, una banca de ahorro operada por el Landsbanki, concentraba los ahorros británicos y holandeses y, cuando el gobierno permite el quiebre de los bancos y los nacionaliza, decide consultar por referéndum la devolución del dinero. De por sí, esto generó polémica en Europa, más cuando el resultado fue negativo: Holanda e Inglaterra debieron hacerse cargo de 4.000 millones de euros, que sus nacionales reclamaban les fueran devueltos. Esto estancó las negociaciones de entrada de Islandia a la UE. En definitiva, Islandia hoy en día sufre las consecuencias de la crisis económica que también afecta a Europa continental, obligada a tomar medidas de severa austeridad, a partir del rescate del FMI, con la clásica receta de más impuestos y menos gastos, aumentos del IRPF y del IVA, pero que compensa con un aumento de sus exportaciones (a partir del desplome de la corona) lo que igualmente permitirá un crecimiento del 3% de la economía islandesa en este año. Es como si el país volviera a sus orígenes, retrocediera 10 años atrás, con la apuesta en la pesca y la industria del aluminio. El futuro es incierto aunque queda claro que Islandia deberá trabajar duro para solucionar los pocos, pero importantes, obstáculos que le impiden aún ingresar a la Unión, por un lado, y para convencer a su electorado de los beneficios que implica sumarse al proyecto europeo, por el otro . En este sentido, la propia Unión se ha comprometido, a través de la Comisión, a realizar una campaña conjunta para explicarle a la población dichos beneficios: una estabilidad financiera que la isla necesita y mucho; un crecimiento del mercado de exportaciones y la participación directa en la toma de decisiones. No será tarea fácil, Islandia le teme al ingreso de pesqueros comunitarios a sus aguas territoriales y la competencia que esto implicaría; la caza de ballenas deberá ajustarse a las normas comunitarias afectando una tradición antiquísima de la isla; el problema con Inglaterra y Holanda deberá quedar saldado y ajustar el déficit y la deuda a las exigencias de la UE (Criterios de Copenhague) se presentan como duros desafíos. Bibliografía - FOL, Jean Jacques. 1984. “Los países nórdicos en los siglos XIX y XX.” Ed. Labor. Barcelona. - GOODEVE, Emily. 2005. “Iceland and the European Union. An in-depth analysis of one of Iceland’s most controversial debates.” En Scandinavian Studies. N°77 (p. 85-104). - GRANELL, Francesc. 2009. “El proceso de ingreso de Islandia a la UE como reto para la Presidencia española.” ARI N° 158/2009. Real Instituto Elcano. - KATSIOLOUDES, Marios; THORDARDOTTIR, Steinunn; BALSMEIER, Phillip. 1996. “Iceland drifting towards International integration: the pros and cons of joing the UE”. En International Journal of Commerce & Management Vol. 6 N°3&4 (p. 41-56). - PÉREZ, Claudi. 2011. “Islandia enjaula a sus banqueros: la primera víctima de la crisis financiera hace un valiente intento de pedir responsabilidades.” Reportaje diario EL PAÍS (03/04/2011). - THORHALLSSON, Baldur. 2002. “The Skeptical Political Elite Versus the Pro-European Public: The case of Iceland”. En Scandinavian Studies N°74 (p. 349-378). Sitios web consultados: http://eeas.europa.eu/iceland/index_en.htm http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=IP/11/1215&format=HTML&aged=0&language=EN&guiLanguage=en http://ec.europa.eu/enlargement/candidate-countries/iceland/key-documents/index_en.htm http://ec.europa.eu/spain/novedades/ampliacion/ampliacion-islandia-union-europea_es.htm www.iceland.is www.statice.is

sábado, 19 de noviembre de 2011

Palabras

Yo escribo mucho con la cabeza...o, mejor dicho, en mi cabeza, y es difícil para mí muchas veces conciliar ese momento en el que se prende la lucesita con el tiempo y el silencio necesario para plasmarlo en este espacio. Así se me pierden momentos y palabras entre la rutina mundana. Pero esto no quiero dejar que se me escape, ayer visité a mi dentista que también, a esta altura, es un amigo y una gran persona que visito dos veces al año, y en un momento me dijo: "yo no creo en la relatividad de los problemas de cada uno". Lo primero que pensé es que hay pocas personas que verbalizan estas cosas hoy en día. Qué difícil es, entre emoticones y signos de exclamación, dos puntos/paréntesis, hablar verdaderamente con el otro, tocarlo, abrazarlo en aquel otro tipo de contacto que solíamos tener los que dichosamente vivimos una época sin computadoras (o exceso de pantallas)...en aquella otra profundidad de temas y conversaciones que sólo parecen posibles cuando uno se toma el tiempo y el espacio de tenerlas. Es así, no importa la envergadura de un problema en relación con otros que probablemente sean más terribles o más trágicos, sino lo que representa para quien lo vive, siendo a veces todo un mundo pesado que se carga en la espalda. Esto tiene que ver con la real empatía que uno siente con respecto a lo que vive el otro cuando se trata, más allá de lo que le pase, de hacerlo sentir mejor o ayudarlo a cambiar el lado por el que mira el prisma.